28 de diciembre de 2010

Qué el amor se está muriendo.

Cinco, seis, versos cuentan de cristal, cinco, seis, sonrisas, horas y días.
Qué ha pasado con las palomitas del cine, y con los abrazos de reconciliación.
¿Dónde están los algodones de las ferias, y los besos furtivos?
Atrás quedaron las miradas de complicidad, los juegos tabús,
las caricias por debajo de la mesa, o los mensajes sin sentido.

Cuatro, cinco años para pensar, para gritar, cuatro, cinco segundos y minutos.
Qué pasó con las flores, y los bombones de chocolate...
¿Dónde se esconde el suspiro de enamorado, y la sonrisa de la luna?
Atrás dejamos los largos vestidos que insinuaban, y las ligas que provocaban.

Tres, cuatro, soles y décadas para poner el mundo del revés,
y sin a penas darnos cuenta, de que la vida, los pequños detalles se pierden
en el sucio bosque de lo pasado. Tres, cuatro notas de aquella canción,
que te susurren al oído, que te hablen de la sonrisa de la luna
que te abrecen mientras miman tu cuello, son tres segundos que
los pájaros detienen el tiempo, que el viento deja de soplar...

Dos, tres minutos para caer en la cuenta de que alguien te aprecia,
alguien te quiere de verdad,
que alguien no sólo desea verte desnuda bajo la luna,
que no todo se reduce a un seco y vacío te quiero, que el mundo no está tan loco.
Dos, tres caricias para entender que todo no está perdido.
Qué los duendes existen, y que los deseos se cumplen.

Uno, dos versos, canciones, para soñar, uno, dos días y noches.
Qué ha pasado con los amaneceres de la mano,
con los paseos en silencio, con las conversaciones mudas.
¿Dónde están los abrazos eternos, dónde quedan las caricias que hablan?
Atrás quedaron la sensualidad, la noche envuelta en rocío.

Cero, uno soles para recordar los pequeños detalles, que eran de verdad.
Cero, uno segundo para envolverte en alguien de verdad,
para entender, distinguir, aprender, que el amor se está muriendo.
Cero, uno minutos para querernos con el corazón, y con el sexo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario