23 de octubre de 2015

Soledad cálida y rara.

Después de la resaca del huracán, después de la resaca de la falta de tiempo para ni poder respirar.

Después llega la calma y me abrazó en verdad a una cálida y rara soledad, y debo empezar de cero, y como un canto al alba debo saborear todo aquello cuanto olvide de mi misma.

Deje olvidadas las caricias, las pensamientos en blanco, deje olvidada en un roca donde choca y empapa el mar, todas mis ilusiones, todos mis miedos y me entregue a un vacío lleno.

Me abrazó, me duermo, me entretengo contando los pasos que doy, me miro en el espejo, enmudezco. Me atormento, pero bailo despacio, sin prisa, sin un plan. Ya no trazo una meta, ya no mezo en calma, ya no respiro, no me suministran, no dependo. He cortado los lazos, y estoy por encima de mis sueños, no reacciono ante el olvido, no reacciono ante el hambre, ni la sed.

Como si hubiesen cogido mi alma, la hubieran zarandeado, como si hubieran tirado mi corazón al fondo de un río, y la corriente de mis lágrimas lo hubiese perdido.

Después de tantos lustro a la sombra, tanto querer borracho, tanto creer y no saber.

Y yo que me creía invencible, yo creía mi vida resuelta, yo que creía. Yo que creía de piedra lo que sentía, yo que creía de mármol mi corazón. Estalla, de pronto explota, hasta la piedra de mármol frío, se rompe contra el muro, un tiempo de oscuridad, ahogo y no saber nadar, no saber ni respirar, olvidé hasta andar, olvidé hasta los pasos que había ya contado. Estalla tu vida, tu voz, tu cuerpo. Estalla tu ilusión, tu resaca de amor, estalla tu corazón.

Abrazo la soledad, cálida y rara soledad, le invito a una copa de absenta, y brindamos por el tiempo que nos queda, por las conversaciones, y las lágrimas, por la compañía, por las noches de despedidas, de besos y orgasmos suicidas, por las caricias que olvide, por los sueños que enterré, brindamos por el tiempo, abrazo la soledad, cálida y rara soledad, que me abraza también, al final del día, siempre atenta a mis pasos,

Me rompí, y me pegue con trocitos de cola, me caí y me levanté con bastones de hierro, me deshice para volverme a hacer. Para recordar quien soy, ya no me suministran droga, ya no dependo, ahora solo quedamos yo, y esta soledad, esta soledad cálida y rara. Me miro en el espejo, me entretengo contando mis pasos, y vuelvo por donde he venido para no perderme ni un segundo de la vida.

Después de la resaca, después del huracán, después de señalar a los buenos, a los malos. Después, después sólo yo, abrazando mi soledad, mis caricias, mis miradas. Recordando lo que deje tirado en la playa, en la roca chocándose con el mar. Después solo yo, dando un paso al frente, con bandera, con puño, y con mis ideas. Después solo yo, mis errores, mis aciertos.

No debemos tomar las decisiones más importantes de nuestra vida, valorando los daños colaterales, en una historia tan desalentadora como es el amor, solo hay un superviviente que aguanta. Antes de querer, de amar a otra persona, has de quererte y amarte, y ser feliz tú mismo, si no te quieres a ti mismo, probablemente te ahogarás sabiendo nadar, y morirás con una sonrisa a medias, dando migajas de una historia, dando de ti, una parte, lo que no te importa perder.

Después de la resaca, estoy sola, en una cálida y rara soledad.

No tengo miedo, no temo a la soledad, bailo, y aprendo de cero. A buscarme, muy dentro, dentro.

3 de octubre de 2015

Aguantamos.

Aguantamos su aprobación, sus consejos y manuales para ser verdaderas señoritas.
Aguantamos los tópicos, aguantamos las jornadas reducidas, las custodias compartidas, aguantamos los chistes machistas, las fregonas y las tareas de casa.
Aguantamos a cuatro patas cuando no queremos.
Aguantamos el que dirán, los escotes y las faldas demasiado cortas.
Aguantamos sus flores, sus palizas, aguantamos sus celos, aguantamos hasta vivir en una jaula.
Pero también aguantamos el dolor, el hacer las maletas, aguantamos las criticas, la huida.
Aguantamos los corsés, los tacones, las miradas.
A el patriarcado y sus mil maneras de quedar siempre por encima.
Aguantamos ser brujas feministas, ser insoportables, aguantamos con el puño en alto y gritando a la libertad.
Aguantamos que decidan por nosotras, que nos obliguen a ser madres.
Aguantamos ser superheroinas.
Aguantamos, siempre en pie.
Aguantamos la violencia, lo que no se ve.
 Aguantamos, aguantamos hasta que un día nos vamos. Porque también aguantamos ganar la batalla a la violencia. Que violencia, no solo es pegar. Basta con atar, manipular, chantajear, abrumar, humillar, desconfiar, Basta con obligar.

Aguantamos, aguantamos para conseguir la libertad.