3 de octubre de 2015

Aguantamos.

Aguantamos su aprobación, sus consejos y manuales para ser verdaderas señoritas.
Aguantamos los tópicos, aguantamos las jornadas reducidas, las custodias compartidas, aguantamos los chistes machistas, las fregonas y las tareas de casa.
Aguantamos a cuatro patas cuando no queremos.
Aguantamos el que dirán, los escotes y las faldas demasiado cortas.
Aguantamos sus flores, sus palizas, aguantamos sus celos, aguantamos hasta vivir en una jaula.
Pero también aguantamos el dolor, el hacer las maletas, aguantamos las criticas, la huida.
Aguantamos los corsés, los tacones, las miradas.
A el patriarcado y sus mil maneras de quedar siempre por encima.
Aguantamos ser brujas feministas, ser insoportables, aguantamos con el puño en alto y gritando a la libertad.
Aguantamos que decidan por nosotras, que nos obliguen a ser madres.
Aguantamos ser superheroinas.
Aguantamos, siempre en pie.
Aguantamos la violencia, lo que no se ve.
 Aguantamos, aguantamos hasta que un día nos vamos. Porque también aguantamos ganar la batalla a la violencia. Que violencia, no solo es pegar. Basta con atar, manipular, chantajear, abrumar, humillar, desconfiar, Basta con obligar.

Aguantamos, aguantamos para conseguir la libertad.

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