18 de noviembre de 2013

Vigésima cuarta melodía

Podemos poner cualquier tipo de melodía, que nuestros recuerdos empezarán a apilarse de uno en uno, golpeando con fuerza el corazón, que ya late malherido. Sobreviviendo de dolor, agotando los últimos recuerdos felices y aferrándose a un mañana sincero.

...

15 de noviembre de 2013

Suspiros...

Tiempo pasa despacio.
Tiempo que pasa rozando cada segundo de mi piel.
Tiempo que duele y pesa como el hierro en mi pequeño corazón.
Tiempo que pase deprisa, deseo que pase como el sorbo del agua.
Días que olvido mi nombre.
Días que olvido mi risa.
Días que olvido mi vida.
Días que el tiempo pasa lento.
Días que el tiempo pasa rápido.
Que el invierno sea corto, y el verano desaparezca. Que no quiero más años, si tu no estás a mi lado.

12 de noviembre de 2013

Pensamientos...

Suena una balada en cualquier parte de esta ciudad. Da vueltas todo, se aferra a los recuerdos rotos.
Intentando ser feliz, descubrió su interior. Paso muchas noches locas, buscando el amor en la basura. A la mañana siguiente volvía a ser pájaro libre, pájaro que alza su vuelvo. Loca, confusa. Se le daba muy bien.

Los años no pasan en balde, se aprende de todas las experiencias de la vida. De todas. Por mucho que duela, se aprende. Conocí a un príncipe azul. Uno de esos que cuentan cuentos antes de irse a dormir. De esos que hablan del futuro como viven el presente. De esos que te follan cada noche y te dicen lamiendo tu ombligo que te aman. Que eres la princesa de su vida.

Y que venga el lobo feroz...

Y que se pare la vida...

Y que se pare mi vida, que yo ya no quiero seguir más.

Fui su princesa, su causa pérdida, su amor, su pequeño rincón en este puto mundo.

Pero una mañana se acabó y la felicidad se fue igual que llegó. Y creo que otro sol le cegó.
Y creo que sus besos se fueron, y creo que su ansia de vivir era mayor que la de amor...
Y creo que le echo de menos.
Que no puede haber vida después de esta historia.

El viento me sacude, me hunde. Floto en vez de sobrevivir...

Y le echo de menos, me hundo.


8 de noviembre de 2013

Carta a la vida.

La vida,
la vida es eso que pasa mientras planeas acontecimientos, momentos o imaginas lo perfecta que sería si hubieses, o hubieras.
La vida es eso que pasa mientras lloras, mientras ríes o mientras duermes.
Mientras estás sentado detrás del muro. O mientras caminas hacías detrás.
La vida es eso que pasa mientras estás enfadado con la persona que amas,
la vida es lo que pasa mientras te alejas del mundo.
Mientras mueres un poco más. La vida es aquello que pasa mientras decides que hacer con tu vida.
¡qué inútil soy! Qué inútil he sido...

Me he pasado la vida, planeando el siguiente día, el siguiente beso, las siguientes Navidades.
He creído que la vida estaba resuelta cuando he encontrado el amor...
Mi vida era eso que pasaba mientras esperaba a tu sonrisa llenara mi alma.
Mi vida era eso que pasaba mientras planeaba el infinito contigo...
Mi vida era eso que pasaba mientras borraba mi pasado por estar a tu lado...
Mi vida era eso que pasaba mientras afrontaba de tu lado, mis problemas.

Crees que tienes la vida solucionada, que ya nada puede ir mal.
Y como siempre, de pronto algo se rompe, algo se ahoga, algo se irrita...

Y aquí...
Y aquí estoy ahora, intentando volver a pegar los pedazos rotos de mi corazón.
Intento volver a unir mi vida.
Intento volver a sonreír...
Intento intentar.

Un día el sol roza mi cara, y cabalgo la mañana.
Al día siguiente arrastro mi cuerpo por el sucio dolor.
Un día bailo, dando saltos con mi soledad.
Al día siguiente me acuesto con mi angustia.
Un día trafico con ilusión, otro día rompo las reglas y vuelvo a echarte de menos.

Echar de menos,
echo de menos tu calor, tu sonrisa, tu idiotez, tu niñez, tu cuerpo, tus pecas. Tus ojos verdes.

Sentirme llena, protegida, y que me llenaras de caricias, besos y sexo en la mirada.
Sentir que no hay nada  mejor. Sentir que eras el mejor.

Bailar al son, beber cerveza al son. Pensar a la vez, crecer de tu mano...

Pero arrojaste todo por la borda.
A la vías echaste los años, y la ilusión. Tiraste a la basura, mi amor...

Cuídate, te quiero y querré. ¡Ójala pudiera olvidar todo lo que te quiero!
Podría dormir y entender.

Hasta siempre.

7 de noviembre de 2013

El número exacto de tus pecas.

Aún puedo oír el leve pestañeo de sus ojos, y puedo aún tocar el silencio de su mirada.
Aún siento el calor de sus caricias, aún siento el roce de sus labios sobre los míos.
Ni lejos ni cerca.
Ni deprisa ni despacio.
Aún el corazón bombea más rápido cada vez que oigo su nombre.
Las mariposas del estómago se han suicidado, y los sueños han perdido el juicio.
No hay demora para el dolor, llega y fluye por todo mi ser.
Las preguntas se agolpan una detrás de otra.
Mi príncipe, mi héroe se fue a cazar dragones a otro continente. Y yo aquí, no puedo.
No puedo sola con los monstruos que duermen bajo mi cama.
Quiero ser invisible. Quiero atrasar el reloj, adelantarlo hasta el día en que mi corazón deje ya de latir.
El  viento está triste y llora todas las noches, y la noche echa de menos su sonrisa.
Podría inventar una excusa para levantarme cada día, pero sería inútil.
No hay más angustia que imaginar un fin del mundo sin tus besos.

Aún puedo oír su risa detrás de la puerta, aún puedo ver su mirada.
Quisiera volverme loca, y así fingir que soy feliz.
Quisiera volar lejos, y perderme. Lejos y cerca. En la playa trepar su espalda.
Y con mis dedos andar por tu su cuerpo.

Corre, deprisa. El dolor está. Con la noche las lágrimas se van de putas.
Quisiera prender fuego a mi dolor, quisiera baila toda la noche con mi soledad.
Acostarme con tu ausencia. Y cabalgar los siete mares agarrada a su amor.
Y para siempre, ser su princesa.

Aún recuerdo el número exacto de tus pecas.


26 de octubre de 2013

Duele.

A veces duele más, otra vez menos. Pero siempre duele. Un dolor eterno y punzante.
Duele respirar, duele cerrar los ojos, duele hablar. Duele.
Me deshago en mil pedazos cuando la realidad golpea y arrastra mi alma hasta el último escalón de la tristeza. Se hunde, abajo, abajo. Muy abajo.
Mis pies caminan solos, y automáticamente hago lo que debería hacer, pero no hay nada en mí.
Se fue, lo que había se escapó. 
Siento un vacío como si mi alma se hubiese mismamente suicidado.
Siento un vacío como si hubiesen arrancado una parte de mi, de cuajo.
Siento un vacío como si tuviese la sensación de que jamás volveré a ser tan feliz.

La vida sigue, aunque el corazón haya dejado de latir. Mi corazón ya no bombea más sangre.
Mi sangre se derramó bajo la lluvia aquel jueves.

Frío.
Puedo sentir como muero poco a poco, su ausencia marchita mi alma hasta el último centímetro.

Y como un poeta romántico, voy a esperar a que el tiempo atrape mi esperanza.
Voy a esperar a que los fantasmas del pasado vengan cada noche, y ahogarme en lágrimas es mejor que intentar respirar. Podría arrancarme los ojos, el corazón, las piernas si me concedieran un día a más a tu lado.



20 de julio de 2013

Te echo de menos.

Doy todo de mi, sin facturar. Doy todo y más de lo que tengo. Muchas veces hasta me ahogo yo si así consigue respirar alguien cercano. No te das cuenta que sin embargo no soy capaz de pedirte que dejes todo y me abraces...Que no soy capaz de decirte que en las noches frías me siento sola. Y que el sol no calienta mi corazón. Yo deje todo por irte a socorrer y no importa coger miles de buses, aviones o pájaros sí así estamos más cerca y así siento mi pecho cálido en tu piel, sí así lloras consolado sobre mí. Y sin embargo aquí estoy. No me pidas que entienda, no me pidas jamás que no me enfade, porque soy como aquello que dice "perro ladradador, poco mordedor" Y es que ante ti, no tengo argumentos. Alguna vez me han dicho que soy un huracán de sentimientos, y es así. Como una perra fiel, volveré con el rabo entre las piernas. Soy fuerte, soy agresiva, soy independiente, pero estoy jodidamente enamorada. Y hoy no puedo abrazar más que tu ausencia. Te echo de menos. No me pidas que no me enfade cuando no puedo abrazarte ni gritarte. Como la luna necesita de la noche, y el sol necesita del día. Hoy necesitaba de ti, y no podías...Y no podías...No pudiste...no pudiste calmar las voces que se atragantan con las pesadillas. Abriré la ventana y dejaré volar mi decepción.
Casandra Hdez.

9 de mayo de 2013

Reflexiones vol. 5

No importa cuanto tardes en lograr tus metas, o los baches con los que tropieces durante el camino. Si al final de tu vida, puedes estar orgulloso de tus errores y de tus batallas ganadas, porque solo entonces sabrás que vale la pena respirar cada instante. 
Imagina que la vida es una larga autovía. Parezca lo que parezca y aunque en el viaje te acompañen muchas personas, el único que sabe conducir tu coche, eres tu. Quien lleva el volante, quien acelera, quien frena...En la vida cabe imaginar que a lo largo de tu vida, se subirán muchas personas, otras se bajarán..Pero cada una de ellas aportará una visión que podrás sopesar, aceptes o no.
Durante el camino hay cambios de sentido ¡miles! Por eso no te martirices cuando hayas cogido la salida equivocada o te hayas desviado de tu objetivo, hay miles de momentos para pedir perdón, para rectificar, para enmendar errores, para curar el daños que hemos causado...siempre hay una segunda oportunidad.
Puedes seguir un camino recto, y directo a lo que quieres, una meta clara, pero durante el trayecto se te presentaran alternativas, quizás una más buena que la anterior, o por el contrario dejarás marchar la oportunidad de tu vida. Es entonces cuando no debes olvidar, que el único que lleva el volante eres tu. Nadie más.
A veces te sentirás cansado, decepcionado, sentirás que tu alma roza los niveles más bajos, y que las sonrisas cuestan. Parece que la vida se torna de un gris ceniza. Cuando algo sale mal, cuando nos equivocamos, cuando alguien daña nuestro sistema operativo. No puedes olvidar que eres un ser humano, y que por mucho que lo intentemos no podemos ser ni Dios, ni un Superheroe... Por ello, durante el camino, puedes parar en un área de descanso, en una estación de servicio...Siempre puedes tomarte un descanso para volver a coger aire y seguir el largo camino.
Pero, amigo, nadie dijo que la vida fuera coser y cantar. Cuando menos te lo esperas aparece un peaje, en el que tienes que pagar un precio alto para seguir tu camino. Y es que si algo he aprendido en este corto camino que llevo ya andado, es que "el que quiere algo, algo le cuesta" Hablamos de horas de estudio, de trabajo, de decisiones, de viajes, de despedidas, de sudar lágrimas.

Sin embargo el humano, tiende a centrarse más en el final del viaje sin disfrutar cada km, cada día y cada año. Sin pararse a hablar con cada viajero...
Queremos correr cuando hay amapolas creciendo, queremos correr cuando hay niños gritando, queremos correr cuando somos débiles, queremos correr cuando el mundo está en llamas, queremos correr cuando algo va mal. Queremos correr y cerrar los ojos, como si así el camino mereciese más la pena. Queremos ser ciegos, mudos y sordos. Se nos ha olvidado eso de luchar por lo que es nuestro, lo que es eso de sentarse a ver crecer una flor. Se nos olvido aquello que era sonreír porque sí...sin que hubiese un motivo. El mundo, nuestro camino, está en crisis. Se nos olvida que el camino es una autovía y una carretera de paso, se nos olvida que nuestra vida es nuestra felicidad, y que al final se llega, pero lo que verdaderamente cuenta es lo que llevas detrás.

Reflexiones (vol.4)



La vida te parece tan surrealista cuando pasan los años que a veces da miedo hasta recordar. Han pasado 3 o 4 primaveras, quizás 5 y los recuerdos que entonces ahogaban ahora no son tan nítidos. Los miedos que atemorizaban las noches frías de invierno antes ahora no son más que cosquillas. Han dejado lugar a verdaderas pesadillas, pero quien sabe si dentro de 20 años nos estaremos riendo de estas lágrimas, o recordaremos los golpes que nos dio la vida...


Nadie nos asegura un futuro cierto, ni una batalla ganada, ni si quiera la tranquilidad de terminar bien...y que todo lo malo pase, pase para siempre. Pero sin embargo, el ser humano, nosotros luchamos con la esperanza de que un día u otro eso que hoy nos quita el sueño, mañana solo sean esbozos de una batallas ganada o perdida. 

Y siempre recuerda al final solo queda lo bueno, y que con lo malo puedes hacer papel para reciclar... 

Son las noches más frías las que se envuelven de recuerdos, momentos y personas que por una u otra razón ya no están...quizás tuvo que ser así...y quizás tuviste que ahogarte en la mierda tantas veces para valorar lo que tienes ahora...
Así que hoy dejaré abierta la puerta de atrás. Cambiaré las sabanas, y pondré flores nuevas. El tiempo pasa, a veces tan deprisa que corta la respiración y otras veces tan lento que rompe los esquemas del tiempo. Pero acaba pasando, borrando con caricias las cicatrices. 
La vida parece tan corta que da escalofríos mirar hacía atrás.