Suena una balada en cualquier parte de esta ciudad. Da vueltas todo, se aferra a los recuerdos rotos.
Intentando ser feliz, descubrió su interior. Paso muchas noches locas, buscando el amor en la basura. A la mañana siguiente volvía a ser pájaro libre, pájaro que alza su vuelvo. Loca, confusa. Se le daba muy bien.
Los años no pasan en balde, se aprende de todas las experiencias de la vida. De todas. Por mucho que duela, se aprende. Conocí a un príncipe azul. Uno de esos que cuentan cuentos antes de irse a dormir. De esos que hablan del futuro como viven el presente. De esos que te follan cada noche y te dicen lamiendo tu ombligo que te aman. Que eres la princesa de su vida.
Y que venga el lobo feroz...
Y que se pare la vida...
Y que se pare mi vida, que yo ya no quiero seguir más.
Fui su princesa, su causa pérdida, su amor, su pequeño rincón en este puto mundo.
Pero una mañana se acabó y la felicidad se fue igual que llegó. Y creo que otro sol le cegó.
Y creo que sus besos se fueron, y creo que su ansia de vivir era mayor que la de amor...
Y creo que le echo de menos.
Que no puede haber vida después de esta historia.
El viento me sacude, me hunde. Floto en vez de sobrevivir...
Y le echo de menos, me hundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario