9 de febrero de 2012

Llegó.

Dos besos nada más, que separan del final.
La línea prohibida entre el limite de lo bueno y peor.
La lascivia con amor, y el lecho sucio de pasión.
Ansia y sed de tu sudor, de tu piel.
Pecado del ayer, espectáculo del futuro.
Hoy en día no hay sexo exquisito, ni amor puro.

Pero en mi vida, yo soñé.
Que un caballero errante cabalgaría mis deseos
y acariciaría mis defectos.
Enamorarse y sentirse.

Hubo un tiempo que entregue mi cuerpo al diablo,
encerrando mi corazón, verdugo de mis actos.
Y miraba mi rostro en el espejo, con ojos cerrados.
Avergonzándome de mi desdicha.

Y una luz arrastró mi alma a la salvación, puliendo pecados.
Y con amor, el caballero me desnudó.
Hizo trizas mi odio, lamió mis heridas...
Quedándose a mi lado, hasta que me quedé.
Dormida.

8 de febrero de 2012

Al fondo del armario.

Escondemos todo lo que no nos gusta, queda mal, o ya no es lo que era; al fondo, al fondo del armario. Siempre es así. Sea lo que sea, ropa, recuerdos, miradas, resultados. Tiramos de la cadena, escondemos en cajas de zapatos, atamos bolsas de plástico. Y prendemos el fuego eterno del olvido. Enterramos fotografías, caricias, golpes, puñetazos y hasta lágrimas de agosto. Una ducha de agua fría, un corte de pelo, o mil besos al espejo, para empezar desde cero, con un pie más adelante haciendo trampas en esta carrera. Y es así. Pisamos hasta el último gramo de dolor, y llevamos la carga a la planta de los pies, machando heridas día a día.

Somos animales brutos, y un tanto masoca, espabila que no por mucho enterrar, esconder o borrar, el dolor, los momento ni las miradas se esfuman. Frente a frente cada mañana al espejo has de recordarle quien manda.
La mierda frota, y las heridas no curan solas, tampoco intentes aliviar el escozor con tequila, vodka o ginebra. Adapta tu fuerza y sopla fuerte. Los errores, por muy feos que sean, son batallas ganadas. Si cierras los ojos, podrás con calma superar aquello que un día te supero a ti...

Un día abrirás el armario, para ordenarlo y la mierda caerá sobre ti. Un día la cuerda de la caja de zapatos segará, y las bolsas de basura resucitaran. Algún día el dolor será insoportable, tan duro y fuerte que ni la suela de los mejores zapatos podrá con ello. ¿Para entonces? Estarás solo, solos tu y tu alma.

6 de febrero de 2012

Corto de amor.

Hay personas que dicen te quiero, como quien dice "dame agua" Hay otras que lo sienten como si fuese un huracán que alborota sus esquemas, otras como si una brasa estuviera bailando en su corazón. Otras como una felicidad plena. Da igual como lo digas, o lo sientas. Yo sé decirtelo mil veces por segundo, con la esperanza de que así quede grabado en tu interior y qué pase lo que pase, nunca lo olvides. También te lo digo en verso y en prosa, porque lo siento sale cantando de mi corazón. Pero como más me gusta decirtelo es mirándote a los ojos, abrazada a ti, respirando tu piel, y acariciando tu respiración. Acostada, diciendóte buenas noches, y buenos días con un beso. Podría decirtelo de muchas maneras, a cuál más especial, y más bonita. O más sincera. Pero sea de la manera que sea, de algo estoy segura, que lo sabes. Y que es un mero recordatorio... Alguien me dijo alguna vez, y te he dicho muchas veces, que no hay placer ni gusto, sensación comparable a la de sentirte amado. Cuando tú me abrazas por detrás en la cama, encerrándome entre tus brazos, te juro por mar y tierra que me siento la persona más segura, dispuesta a comerme el mundo, de un solo bocado. Cuando tu duermes a mi lado, me siento la persona más agradecida del mundo...Y sé que nunca, podría comprar ni las estrellas del firmamento para agradecerte todo lo que ya no que haces, si no que haces por mi, y sienta..Que son cosas, más que maravillosas...

1 de febrero de 2012

Cuerpo de mujer.

Se queda desnuda frente la chimenea, como los versos que salen directos de su alma.
Derrama el ron por los labios, y rodea su pecho, acaricia cada línea de su piel.
Es mucho más que el cuerpo de una mujer.
Como el resbalar de una gota de rocío,
como una lágrima suicida hacía la mejilla sonrojada.
Se queda prendido de su sonrisa, que ilumina la luna y el sol.
Derrama el amor, por segundos, tormentas eléctricas.
Es mucho más que una flor en mayo.
Como una vela en mitad de una noche oscura de invierno,
como el leve golpear rítmico de las agujas de un reloj.