Se acercó, lentamente le regaló un beso en su oído, susurrando que el cielo se arruga cuando ella llora, susurrando que a él no le importa ni su pasado, ni su presente, que lo único que le importa es el futuro, el futuro que desea compartir con ella.
Dándose un último suspiro, se lanzó al vacío, y con el corazón roto, después de muchas palizas, ella creyó sus promesas como última esperanza, y con el miedo de quien mece la cuna de su alma.
Abrazó fuerte su miedo, podía olerlo, ella tenía mucho pasado, ella tenía mucho que dar y mucho necesitaba para volver a creer en el amor, siempre había creído a pies puntillas, y había luchado a tripas corazón, pero su pasado, su forma de ser, su mala suerte, hasta cuando nada podía fallar, fallaba...Y así el destino había echo una coraza en su dulce corazón, pero él recortó las palabras, y deshizo las lágrimas, y sólo le pidió que confiase en él.
Se unían dos almas con pasados, con errores a la espalda, y dos almas que desconfiaban del amor, porque habían recibido palizas con dolor, y su corazón se resquebrajaba en el cielo azul.
Pero él, como último intento de encontrar el amor, en aquello ojos que mostraban la desilusión, y el camino de la desesperanza, abraza a cuatro patas, al luto de sentimientos, dejando atrás los escrúpulos...
Ella había prometido tantas, y tantas veces no volvería a latir en ella el amor, no soportaba más decepciones, más abandonos a la deriva porque ya empezaba a hacer frío.
Pero en el fondo sabía que la soledad no se casó con ella, y sabía que en algún rincón de su vida, había alguien cargado con balas de perdón, con balas de amor...
Él había llorado lágrimas de dolor, prometiendo jugar con cada mujer, prometiendo vengar todo aquel amor, pero con ella, fue hasta diferente, y sin darse a penas cuenta de que su corazón era incapaz de lastimarla, quedó prendido de su dolor, de su triste besos sin sabor... Y poco a poco, se prometió cuidar de su corazón, hasta poder abrazarlo como nunca lo había echo...
Y cerró los ojos, lanzándose al vacío, entre las rocas y las fuertes olas, allí estaba él, que la salvo de la tormenta, regalando un mañana, un futuro y un amanecer cada noche.