30 de noviembre de 2010

Miedos.

Si de algo no puedo presumir es de ser valiente...Doy la luz cuando voy por el pasillo, y siempre miro debajo de mi cama, por si algún monstruo se quedó ahí a dormir. Me asusta la soledad, el frío de una cama vacía, o una noche de invierno. Me dan miedo los guisantes y las despedidas.
Lloro con facilidad, y con el corazón, me tomo las cosas como algo personal, por eso también me da miedo confiar en el mundo, porque soy tan inocente como la luz de la luna, que se cree que ilumina.
Me dan miedo las noches de estudio porque el hombre del saco, se esconde en el fondo de mi corazón. Me dan miedo las matemáticas porque me mordieron un pie, y la filosofía porque me da vueltas la cabeza sin inundarme en alcohol. Me da pánico sentir te quieros en mi alma, porque suelen volverse en contra mi, y hacer daño, algunos llegan a hacer hasta heridas, que no curan.
Me da miedo crecer, ser mayor, decidir. Porque estoy mejor enredada entre sábanas.
Me dan miedo las pesadillas, las largas tardes de recuerdos, y los cafés sin chocolate. Las caras tristes, y las sonrisas marchitas, me da miedo volverme loca de verdad.
Lloro cuando tengo miedo, y es que por muchas veces que me haya dejado caer el corazón, en pozos y largos hoyos, sigue intacto como el primer día que latió. Tengo miedo de dejar de llorar.

29 de noviembre de 2010

Abrazo.

Se acercó a mi, y me vistió con el abrazo más tierno que jamás alguien me había regalado.
Sin merecerlo, sin conocerme, sin dar explicación. Se acercó a mi, y me limpió lágrima, a lágrima.
No le importó que pareciese una loca, borracha y caprichosa con el pelo alborotado.
Ahora has descolocado mi mundo, revuelto mi cansado corazón.
Esta mañana me he levantado con un nudo en el pecho, y he decidido bajarme del tren.
He parado tres segundos mi vida, y he pensando con el corazón.
Qué no me importa, pero en silencio me quiero acerca más a ti, sin confesarte, escuchar, ver, oír, y callar...empezar por quererte, te acercaste a mi, y sin merecerlo, me diste el abrazo más tierno que he podido sentir, en mucho tiempo. No te importó que pareciese una loca con el pelo alborotado.

25 de noviembre de 2010

Ángel de La Guarda.

A veces no hay nadie que te haga más daño que tú mismo,
te crees el dueño y señor de tu vida, y el rey de la Fiesta. Crees que dominas cada segundo que te rodea, y que nada será un bache más para ti.

Después de muchos golpes, crees que tienes el corazón de hielo, y sin embargo, basta con cometer un error, un despiste, una inocencia, acto de inmadurez, acto de cobardía, de inseguridad, para darte cuenta de que tú corazón sigue igual que la primera paliza, intacto, débil e infantil. Y parece que nada de lo que habías aprendido, es realmente útil, porque has estado a punto de meterte en la boca de un lobo.

Nunca piensas que un desconocido, alguien que no te conoce, venga a ayudarte, y de paso a salvarte, ser un ángel de la Guarda. Es algo que no suele pasar. Es algo que me sobrepasa.
Quizás el mundo no este tan loco, y aún quede gente buena...
A veces una simple niñería puede hacerte volver a sentirte quinceañera, irresponsable, y vulnerable. Y es que no me gusta ser tan estúpida.

A tiempo de salvar errores, a tiempo de rectificar y aprender. Porque no hace falta que nadie te haga daño, a veces somos nosotros mismo los que más daño nos podemos llegar a hacer.

Quizás el mundo no sea tan malo, y aún queden por ahí ángeles, ángeles de la Guarda.

23 de noviembre de 2010

Un día te levantas.

Un día te levantas, y las nubes han dejado de doler. Su voz no te ha hablado por la noche, y no has soñado con el tacto de su mano otra vez…Su sonrisa no ha aparecido recordándote lo que ya no es tuyo. Su olor se fue con la última ráfaga de dolor, arrastro la tristeza, y la soledad.

Un día te levantas, y no hay lágrimas en tu almohada, ya no hay pesadillas en el fondo de las sábanas, ya no hay recuerdos que hagan trizas tu corazón. Quizás el tiempo ya pasó. Ya no recuerdas su despedida, ni las palabras que te dejó cuando se marchó.

Y ese día llegó, vuelve a abrir tus puertas, ventila tu corazón, limpia las telarañas, y dale una oportunidad a aquellas almas que te hacen feliz, que te hacen reír, porque quizás ellas nunca se marchen, quizás ellas no hagan trizas tu hambriento corazón. Déjate llevar, por tu instinto animal. Porque quizás el tiempo ya pasó, su sonrisa se borró de tu dolor.

22 de noviembre de 2010

y voló.

Un rayito de luz se ha colado en su viejo corazón, una sonrisa parece querer brotar de esta vieja alma cansada. Nunca es tarde para tirar los recuerdos a la basura, ni para limpiar las telarañas que ahogan nuestro pobre corazón.

Se quedó dormida una noche, por fin, después de mucho llorar, después de meses sin respirar, acabó con todo el licor del condado, y con las reservas de helado del país. Ni el tiempo se atrevía a pasear por su vida.

Pero algo la despertó, algo la hizo levantar el vuelo, empezar a caminar, de nuevo, y la rabia se llevó el dolor, la soledad trajo la felicidad, y entendió con empeño que había perdido el tiempo.

Ahora extiende sus alas, cuando siente que la vida se le escapa. Ahora sonríe cuando algo la hace daño, y no pierde más el tiempo en llorar, porque los meses pasaron y ella tiene mucho que sentir…

Y recuerda que no hay nada en este mundo que te pueda parar, que nadie debe hacer que te rindas, y que la toalla no debes tirar.

Porque el mundo espera algo grande de ti, porque estás aquí por algo, y debe luchar por descubrirlo, y debes demostrar al mundo que quieres ese algo.

Un rayito de luz atravesó su dulce y cansado corazón, y voló.

19 de noviembre de 2010

Políticamente Correctos.

Somos lobos con el hambre desatada, vestimos las mentiras, y lloramos farsas.
Gordos, calvos, usamos chaquetas de zorro, o quizás de noches abrigos de zorra, olemos a mierda, pero mierda de cien euros. Y rascamos los bolsillos cada mañana de los trabajadores, mientras sonreímos y prometemos un sueldo más digno. Hablamos cara a cara con las oficinas de paro, pero desconocemos las madres que se dejan violar por dar tres comidas a sus hijos, o olvidamos las caras de los padres que se desloman por la educación de sus hijos... No sabemos la opresión de los jóvenes. Y es que desde nuestro despacho de la Gran Vía, esas cosas no se llegan a ver. Gordos, calvos, trajeados, profesionales de la mentira, y la hipocresía.
Magos de la crisis, y hombres de fe. Políticos, peces gordos, empresarios fascistas, muertos de corazón, hambrientos de dinero, farsantes de la democracia, violadores de los derechos.
Somos perros viejos, calzamos campañas envueltas en licores de mentiras, borrachos de poder, ansioso de euros, olvidados de la sociedad, somos la mugre que gobierna, somos la mierda de oposición, somos los representantes de esta timocracia, somos los lobos de la democracia.

17 de noviembre de 2010

inútil.

Al principio no dolía, al principio la rabia cubría el dolor. Pero el puto tiempo paso.
No importan las tardes tirados en la hierba, ni las noches entre caricias y suspiros,
que más dan las escapadas a alta velocidad, ni los días de lluvia envuelta en ti...
Atrás quedan los te quieros envueltos en alcohol, y las miradas de complicidad.
Ya no tiene sentido recordar, ni sentir, ni olvidar.
Y me siento tan inútil por odiarte.

15 de noviembre de 2010

Bueno e intenso.

Y cuando creas que algo es lo suficientemente, bueno e intenso, haz que el mundo lo vea.
Pinta, canta, escribe, baila, sueñes, actúes; sea lo que sea, llévalo al límite.
Demuestra lo que vales, lo que tienes dentro, y exprésate, porque el mundo no está del todo perdido, aún queda gente con ganas de ser, de sentir, y tenemos que florecer.
Y cuando creas que algo es lo suficientemente, bueno e intenso, haz que el mundo lo sienta.

9 de noviembre de 2010

Era domingo por la tarde.

Era domingo por la tarde, llovía cada gota del cielo, pero hacía calor en cada rincón.
No recuerdo que hora era, ni que mes, ya ha llovido tanto desde entonces que no recuerdo ni el año. Sólo recuerdo el frió que me invadía, la soledad como me aplastaba, y la dulce ira como me mataba.
Nunca había odiado tanto a una persona, nunca había sentido mi alma tan desquebrajada, tan rota en el silencio más oscuro.
Contaba con tres años de espinas clavadas, y veneno en mi corazón, pero aquel domingo me dejo tirada en el suelo, ahogándome entre cada recuerdo, sin poder ver ni el sol.
Nadie sabe como sentí la vida, como lloré aquel domingo, nadie sabe lo mierda e inútil que me puede llegar a reflejar, nadie sabe lo que yo prometí aquel domingo por la tarde.
Apenas era una niña, y mi corazón se tambaleaba en el abismo, y juré no perdonar.
Ya no puedo recordar el frío de sus manos, ni el latir de mi corazón que parecía rezagado, ni la agresividad de su mirada; pero siento aún arcadas cuando un recuerdo me golpe la cabeza, cuando siento la ira, y el miedo. Cuando me acuerdo del pánico que sentí apenas contando catorce años de edad.
Era domingo por la tarde, casi siempre era un domingo por la tarde, y hacía calor en cada esquina, aunque las orejas se congelaran con cada paso que daba.
Nadie sabe que fueron años, masoquismo puro y duro como el granito sobre el que intentaba no abrir los ojos, intentando ser feliz bajo millones de amenazas, millones de sentencias, mentiras, sobre todo mentiras. Porque si algo tengo claro, que sabes hacer es mentir.
Era un domingo por la tarde, y llovía cada gota de ira.
Nadie sabe cuanto lloré aquella tarde, nadie sabe que prometí aquel domingo, nadie sabe que pasaba aquellas tardes de domingo. Y moriré con mi secreto bajo lágrimas, porque hoy tiempo después vuelvo a dormirme con miedo, he recordado cada domingo, y un escalofrío no me deja dormir...Y moriré y no seré capaz de perdonar, y no seré capaz de hablar de aquella tarde.
Hoy es noche cerrada y me siento cara a cara con los recuerdos, pero nadie sabe lo que he llorado.

8 de noviembre de 2010

Ahí que joderse.

Somos de esos que no callan cuando deberían morderse la lengua, de los que meten la pata una y otra vez, somos de los que sonríen por la mañana, de los que cantan cuando se van a la cama.
Somos de esos que nos vamos de viaje con lo puesto, sin maleta ni dinero.
Somos de los que pasamos horas muertas, frente al espejo intentando desvelar las complejas caras que somos capaces de imaginar, de esos que piensan en como sería el mundo del revés.

Vestimos sueños, calzamos ilusiones, y nos gusta el café con chocolate.
Nos gustan las películas de miedo, porque nuestra vida no nos da miedo, nos gusta regar las plantas, y leer enormes libros que nos dejen buen sabor de boca.

Somos de los que hacen listas, para la compra, para el fin de semana más loco, para el verano más desfasado, para organizarnos, e incluso una lista con cosas que debemos hacer antes que nos incineren, y sin embargo somos, los que primero nos saltamos esa lista.
Somos de los que hablan con duendes y hadas, y no confían en los bancos, en el estado, ni en la Iglesia.
Somos de los que estamos más seguros perdidos en el campo, o a solas, bolígrafo en mano. Somos de los que imaginamos el beso perfecto, de los que no nos gusta comer en casa, de los que dormir está al final de las cosas que hacer.
Somos de los que coleccionan sonrisas, piedras, fotografías, hasta latas de cerveza. Somos de los que la música es droga, como el licor es pasaporte a la gloria, y el sexo es camino al placer más puro.
Somos de los que escribimos para escupir lo que suena demasiado duro, para expresar un roto o marchito corazón, o para cagarnos en la sociedad...
Somos de los que observan detrás de un cristal sucio, y de los que toman helado en cada, con la calefacción dada.
Somos de los que juegan al escondite, de los que corren por la calle, de los que hablan de como cambiar el mundo.
Somos de los que la felicidad tomamos por meta, de los que un guiño nos envuelve, de los que nos gusta hablar, reírnos, y tomarnos los problemas de dos en dos; entre tequila y tequila.

Somos, somos, somos tan pocos que me miro en el espejo, y me veo sola, pero se que hay más como yo, más amantes de la palabra, más ninfomanas de los pequeños placeres, más hijas de la noche, más dueñas del día, se que no estoy sola, y que el príncipe de mis sueños existe. Y seremos de los que cuentan el amor en gotas de sudor.

7 de noviembre de 2010

Porque hay un día, un instante en nuestra vida,

que nos damos de bruces contra la vida,

y nos damos cuenta de que hemos crecido,

porque de pronto,

sentimos que el tiempo que se nos escapa de las manos,

y no podemos echar marcha atrás.

6 de noviembre de 2010

Pequeñas trizas.

Y allí está sentadita, ya cansada de amar, y de pensar, y el amor se queda ya bizco de tanto que la hizo daño. Y promete no volver a besar ni morder ninguna ilusión. Se viste de nube rota, para que las lágrimas no parezcan tan tristes. Y allí está calladita, se quedó sin sonrisa, sin perdón. Porque el amor la volvió loca, la volvió muda, de dos o tres años, haciendo pequeñas trizas a su corazón, ni el tiempo logro curar tanto dolor, ni los golpes sanaron, ni las mentiras se olvidaron. Y allí se quedó, perdida en el recuerdo, como una dama rota en el regato del amor, como un ave cansada de volar, ella promete, pide no volver a amar ni escuchar falsos te quieros, que le marquen para siempre. No quiere despertar, ni tocar el cielo, ni siquiera quiere intentar volver a sonreír. No quiere hablar, ni llorar, ni sentir...Y allí está esperando que el tiempo, cure algo de lo que el amor arrasó.

3 de noviembre de 2010

Y añoro.

Añoro todo sentimiento de culpa, que pueda cortar el viento, en una tarde de invierno.
Añoro cada flor de mayo, y cada sonrisa de otoño.

Y sin embargo, hoy no puedo dormir, me encuentro sentada en la ventana.
Esperando, sin nada más que fumar, ni que beber.
Porque mi alma está consumida como cristal más oscuro que jamás se construyo.

Añoro las copas de helado y las nubes de algodón dulce.
Añoro los bocatas del recreo, y las visitas del ratoncito Perez.
Y aún creo en los Reyes Magos.
Aún con dieciocho años enciendo la luz del pasillo.
Porque el hombre del saco, siempre me habla en sueños.
Y que vendería mi alma al diablo, si no hubiera hecho un trato hace años ya con él.
Y que peco de ilusa cada día, de ira a menudo.
Y me confieso, pecadora hasta la punta de mi pie.

Añoro la sencillez de las nubes del campo, y de las sonrisas de la playa.
Añoro poder dormir tranquila, sin que un mal recuerdo te muerda en mitad de la noche.

Y es que debajo de mi cama,
se que se esconden los monstruos más buscados por la policía de los sueños.
Sin embargo, hoy estoy tirada en el fondo de un recuerdo, moribunda, botella en mano.
Hoy se muere de hambre mi corazón, y se calla en silencio mi alma.
Porque hoy me siento a la deriva.
Hoy quizás no fue un buen día para desencorchar el dolor, para limpiar el corazón.
Quizás una espada lo atravesó, dejando el olor podrido del ayer.
Mezclado con un falso perdón, y adornado con flores blancas ya muertas.

Añoro el viento sobre mi pelo, y las ganas de comerme el mundo.
Añoro cada nota de una canción que nunca se escuchó.
Añoro las lágrimas sinceras, y el amor en gotas de sudor.