25 de noviembre de 2010

Ángel de La Guarda.

A veces no hay nadie que te haga más daño que tú mismo,
te crees el dueño y señor de tu vida, y el rey de la Fiesta. Crees que dominas cada segundo que te rodea, y que nada será un bache más para ti.

Después de muchos golpes, crees que tienes el corazón de hielo, y sin embargo, basta con cometer un error, un despiste, una inocencia, acto de inmadurez, acto de cobardía, de inseguridad, para darte cuenta de que tú corazón sigue igual que la primera paliza, intacto, débil e infantil. Y parece que nada de lo que habías aprendido, es realmente útil, porque has estado a punto de meterte en la boca de un lobo.

Nunca piensas que un desconocido, alguien que no te conoce, venga a ayudarte, y de paso a salvarte, ser un ángel de la Guarda. Es algo que no suele pasar. Es algo que me sobrepasa.
Quizás el mundo no este tan loco, y aún quede gente buena...
A veces una simple niñería puede hacerte volver a sentirte quinceañera, irresponsable, y vulnerable. Y es que no me gusta ser tan estúpida.

A tiempo de salvar errores, a tiempo de rectificar y aprender. Porque no hace falta que nadie te haga daño, a veces somos nosotros mismo los que más daño nos podemos llegar a hacer.

Quizás el mundo no sea tan malo, y aún queden por ahí ángeles, ángeles de la Guarda.

1 comentario:

  1. exponerse y sentirse vulnerable no es malo en sí mismo, forma parte de la experiencia de vivir. La pregunta es saber qué hacer que esos instantes: convertirlos en momentos de oscuridad o permitirlos como actos de lucidez?.
    Todos estamos llamados a ser ángeles, desde nuestras propias luces, para acompañar las oscuridades de los que se cruzan en el camino.
    Tú también eres un angel de la guarda, también salvas, cuidas y acompañas. Tus palabras son rumor de angeles.

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