8 de noviembre de 2010

Ahí que joderse.

Somos de esos que no callan cuando deberían morderse la lengua, de los que meten la pata una y otra vez, somos de los que sonríen por la mañana, de los que cantan cuando se van a la cama.
Somos de esos que nos vamos de viaje con lo puesto, sin maleta ni dinero.
Somos de los que pasamos horas muertas, frente al espejo intentando desvelar las complejas caras que somos capaces de imaginar, de esos que piensan en como sería el mundo del revés.

Vestimos sueños, calzamos ilusiones, y nos gusta el café con chocolate.
Nos gustan las películas de miedo, porque nuestra vida no nos da miedo, nos gusta regar las plantas, y leer enormes libros que nos dejen buen sabor de boca.

Somos de los que hacen listas, para la compra, para el fin de semana más loco, para el verano más desfasado, para organizarnos, e incluso una lista con cosas que debemos hacer antes que nos incineren, y sin embargo somos, los que primero nos saltamos esa lista.
Somos de los que hablan con duendes y hadas, y no confían en los bancos, en el estado, ni en la Iglesia.
Somos de los que estamos más seguros perdidos en el campo, o a solas, bolígrafo en mano. Somos de los que imaginamos el beso perfecto, de los que no nos gusta comer en casa, de los que dormir está al final de las cosas que hacer.
Somos de los que coleccionan sonrisas, piedras, fotografías, hasta latas de cerveza. Somos de los que la música es droga, como el licor es pasaporte a la gloria, y el sexo es camino al placer más puro.
Somos de los que escribimos para escupir lo que suena demasiado duro, para expresar un roto o marchito corazón, o para cagarnos en la sociedad...
Somos de los que observan detrás de un cristal sucio, y de los que toman helado en cada, con la calefacción dada.
Somos de los que juegan al escondite, de los que corren por la calle, de los que hablan de como cambiar el mundo.
Somos de los que la felicidad tomamos por meta, de los que un guiño nos envuelve, de los que nos gusta hablar, reírnos, y tomarnos los problemas de dos en dos; entre tequila y tequila.

Somos, somos, somos tan pocos que me miro en el espejo, y me veo sola, pero se que hay más como yo, más amantes de la palabra, más ninfomanas de los pequeños placeres, más hijas de la noche, más dueñas del día, se que no estoy sola, y que el príncipe de mis sueños existe. Y seremos de los que cuentan el amor en gotas de sudor.

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