25 de abril de 2011

Metiendo en mi cama lagartos.

Al cabo de un año y medio, te da igual lo que piense la gente, y las reacciones de los que te quieren, al cabo del tiempo da igual cuantos litros de alcohol hayas soportado, porque todo quedará atrás cuando des un paso al frente, pero al cabo de cien segundos, no hay nada que me haga avanzar y volver a creer. Por el momento estoy bien así, picoteando entre sapos y culebras, tonteando con el diablo, metiendo en mi cama lagartos. Al cabo de un año, cuando rompen tu corazón. Te sientes bien, miras el dolor desde otro punto de vista y te ríes de todo lo que significo aquello para tí.
Eres joven, y crees que el amor está a la vuelta de la esquina, de forma masoca piensas que tienes tu la culpa, y qué hiciste mal, te castigas autoculpandote...Finges superarlo, te asusta volverte a enamorar. Pero al cabo de un año, me asusta no sentir nada cuando me besan, llevar al límite mi cuerpo en una danza de una noche mágica, pero manteniendo el corazón tan frío como aquella última noche en la que creías en el amor...Eres joven y confías, pero al cabo de cien patadas en el corazón, desconfías hasta de tu propia sombra...Te ahogas en el alcohol, luchando a tripas corazón.
Al cabo de año y medio, te ves reflejada en el espejo, no reconociendo ni lo más mínimo de ti, ni siquiera distingues tu camino, tú fiel amante del amor, ahora eres dueña del vicio y de un corazón tan frío como el suspiro de una flor casi marchita...
Pero la esperanza renace cada noche, en cada sonrisa, en cada revolcón mágico, y aunque tu corazón arrase con ese rayito de luz, piensa que, quizás...Sea mejor buscar lagartos, sapos y culebras, mientras esperas al príncipe salvaje.
Al cabo de año y medio, te da igual lo que piensen de ti, estás mejor así, durmiendo entre capullos de flor que no llorando por algún lagarto disfrazado de príncipe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario