La soledad se puede respirar mientras bebes la última copa en aquel tugurio, y como manda la sociedad, echas un ojo a las otras almas solitarias que beben en la barra, como si de un rito se tratara. La mayoría de la gente no sale sola, nadie bebe solo, nadie baila y ríe solo...pero llegadas a altas horas de la noche, y ciertos lugares del pequeño mundo...allí estás tú, bebiendo Lady Pink mientras tú amiga, habla y habla con un hombre, un interesado, alguien que no va a conseguir nada, pero aún así, habla y habla como la mayoría de la gente, ella parece reírse, si, seguro que la este pasando bien, pero tú sin embargo te concentras en las oraciones, y en los hielos, perdón, el misterioso mundo de los hielos, y rezas para que ningún hombre se acerque a ti, porque no, no es que seas negativa, pero no vas a encontrar al hombre perfecto, a esas horas probablemente, no hubiera sido ni el polvo perfecto, en el hipotético caso de lo que busques...
Y es ahí, justo ahí, cuando te das cuenta del paso de los años, justo ahí, cuando estás sola y la copa toca su fin, cuando la música se altera y los baños se llenan...El mundo de la noche, de la locura, el vicio y el poder se abre paso a tus pies, pero tú estás ahí, pensando en el paso, lento y rápido de los años...Es así de sencillo, pero tú, tú no eres como el resto de la noche, que gira en torno al olvido.
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