me he desesperado con facilidad, me he ilusionado en segundo.
He tenido el corazón abierto a extraños, y he dado la mano a enemigos.
Toda mi vida, he cometido el error de tener prisa,
del querer bien inmediato, y de perder segundos, por seguir la carrera.
Por una vez, en 18 años, voy a detenerme, voy a perder el tiempo.
Voy a esperar, voy a bajarme del tren y vivir una historia que no
tiene ni principio ni fin, porque por una vez no voy a desesperarme
por ponerle etiquetas a lo que siento.
Y es que si algo he aprendido con los años, es que las prisas no son buenas,
y que hay que saborear cada detalle, y palmar cada segundo.
Primero quiero conocer cada pliegue de la persona que quieres,
primero quiero perder todos los minutos a su lado, conocer.
Porque alguien me dijo una vez, que las mejores historias
se escriben despacito y con buena letras. Porque es mejor
no poner nombre a cada cosa que haces, o sientes,
simplemente se trata de saborear cada instante de felicidad...
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