No se cantar, tampoco dibujar. A veces no se ni andar, ni hablar. Pero atrapo la rabia, el dolor, la felicidad y la soledad a la perfección en versos dobles donde el alma sale a flote, ahogada por dentro, rota y mutilada.
Vuelvo a sentir el abismo bajo mis pies, vuelvo a sentir el aliento de un soldado abatido, vuelvo a sentir el dolor de un pueblo arruinado, vuelvo a llorar, rompiendo nudillos en muros derruidos. Vuelvo a sentirme implacable, fuerte y libre, libre para equivocarme, para luchar, para correr delante.
El abismo quema, quema tanto que tengo frío, frío. Puedo tiritar, solo estoy entrando en calor, cogiendo carrerilla para saltar del acantilado, suicidando lágrimas para volver a empezar.
Vuelvo a sentir el abismo bajo mis pies, vuelvo a sentir el aliento de un soldado abatido, vuelvo a sentir el dolor de un pueblo arruinado, vuelvo a llorar, rompiendo nudillos en muros derruidos. Vuelvo a sentirme implacable, fuerte y libre, libre para equivocarme, para luchar, para correr delante.
El abismo quema, quema tanto que tengo frío, frío. Puedo tiritar, solo estoy entrando en calor, cogiendo carrerilla para saltar del acantilado, suicidando lágrimas para volver a empezar.
Quizás no sepa cantar, ni bailar, a veces ni hablar, quizás me vuelva muda, sea torpe y loca. No sigo las pautas, no sigo la melodía de la sociedad. Aprendo, y si algo me da miedo, me acerco. Si huyo, será para volver con calma, calma me falta la calma.
No quiero príncipes azules ni caballeros que me cuiden, quiero un guerrero, un soldado que luche a mi lado. Quiero que desde el suelo, me lance al cielo con solo rozarme.
Sueños, tengo sueños. No son utopías, hago y haré y encamino mi vida para luchar, tirar piedras, tirar con amor gritos al alba, alzar mi puño al aire, pelo en moño y todas unidas.
La resaca de la guerra, de la revolución, la resaca del pasado que pesa, y lo siento, que te quise, te querré pero he de marchar. Duele mucho, duele eterno. Pero mi corazón no soporta ni jaula ni desierto, ni sed ni sombra. Es un duende en el fondo del parque, es un duende en un silencio.
Sueños, tengo sueños. No son utopías, hago y haré y encamino mi vida para luchar, tirar piedras, tirar con amor gritos al alba, alzar mi puño al aire, pelo en moño y todas unidas.
La resaca de la guerra, de la revolución, la resaca del pasado que pesa, y lo siento, que te quise, te querré pero he de marchar. Duele mucho, duele eterno. Pero mi corazón no soporta ni jaula ni desierto, ni sed ni sombra. Es un duende en el fondo del parque, es un duende en un silencio.
Estoy a las puertas del infierno, en la trasera del cielo, el día de la purga salimos a rezar.
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