Me despido de mis pesadillas de tres catorce, me rompo en dos al escribir, me deshago en versos de cristal, para intentar volar, extender las alas hacía el mar...No importa cuentas veces caigas, si algo has aprendido... no importa que el vuelo no sea perfecto, porque al despegar tres días después te sentirás mucho mejor, que la última vez...Tu adiós no dejo heridas, ni huecos, tan solo un silencio que lleva escrita la palabra decepción, y si ahora eres listo, escucha lo que te grita mi corazón, no prometas el cielo, ni digas te quiero cuando es cariño, no digas lo que sientes, ni hables de lo que no conoces, no hables por hablar, porque los sentimientos que provocas pueden doler, doler tanto como el puñal que clavas al final...Tu adiós no dejo huella en este corazón, solo una fría decepción.
16 de enero de 2011
Tú adiós.
Me despido de mis sueños más dulces, y digo adiós a mis versos más tristes. La tempestad y el dolor se llevaron la ilusión, y el amor se escondió debajo del colchón...Deje de amar la vida, y vivía por verte sonreír...Caminaba sin dirección, te creí. Te quise, me hice daño atrapando cada palabra en mi cansado corazón, curaste heridas, pero abrirlas después...Pero esta vez, el palpitar es más fuerte que la sangre, es más fuerte la ilusión, y las ganas de aprender que tu adios. No van a caer más lágrimas, ni más suspiros al atardecer, no va a ver más pasteles sin nata, ni más ojos sin esperanza. No me importa caer, y volver a tropezar, no me importa perder las batallas, para ganar una guerra, no me importa aplaudir los errores, para aprender de las lágrimas.
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