15 de enero de 2011

Ruda.

Qué bien te sientes cuando un amor roto se aleja de tu corazón, cuando las lágrimas cesan, cuando las sonrisas se multiplican, y cuando recuperas las ganas de perrear. Y qué bien te sientes cuando se tiñe rojo tu corazón, y recupera el ritmo tu voz. Cuando entiendes cada una de las mentiras, cuando te quitas el envoltorio, y desnuda, vuelves a sentirte tú. Al límite, sin sentimientos de por medio, le miras a los ojos, y descubres que eras un puto capricho, pues ahí se queda.
Qué bien te sientes cuando la copa se desborda, cuando tu corazón palpita, cuando las pupilas se dilatan esta noche, sin límite. Y al amor, no le digas que no, que nadie sabe donde se esconde el cabrón. Y bailalo, y sueñalo, y suéltalo...Pero no olvides que en tu vida, la que lleva las riendas eres tú, que la yegua desbocada nunca debe tomar descanso, y el lago es para vagos. Ojea bien antes tu domador, porque no todos merecen tu corazón. Qué bien te sientes cuando el alma se libera del dolor, cuando miras atrás y recuerdas con sonrisa de miel, y con lágrimas de cristal.
Y al amor, no lo niegues, que quien sabe donde se esconde el cabrón.

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