Qué bien te sientes cuando la copa se desborda, cuando tu corazón palpita, cuando las pupilas se dilatan esta noche, sin límite. Y al amor, no le digas que no, que nadie sabe donde se esconde el cabrón. Y bailalo, y sueñalo, y suéltalo...Pero no olvides que en tu vida, la que lleva las riendas eres tú, que la yegua desbocada nunca debe tomar descanso, y el lago es para vagos. Ojea bien antes tu domador, porque no todos merecen tu corazón. Qué bien te sientes cuando el alma se libera del dolor, cuando miras atrás y recuerdas con sonrisa de miel, y con lágrimas de cristal.
Y al amor, no lo niegues, que quien sabe donde se esconde el cabrón.
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