5 de octubre de 2010

También se llorar.

Lloro cuando suena el despertador y las sábanas pesan quilos, y quilos de recuerdos,
cuando abro la ventana y ya no soy capaz de oler tu voz.
Lloro cuando se acaba el humo de mi chocolate,
cuando cae la última gota de mi felicidad.
Lloro cuando el viento me pone cuernos, y la lluvia borra mi sonrisa,
lloro hasta cuando el sol de verano quema mis ilusiones.
Lloro cuando los recuerdos se agolpan en esa esquina de mi corazón,
cuando las promesas caen peso plomo sobre las ilusiones,
haciendo pedazos cada sonrisa de mi interior.
Por llorar, lloro hasta cuando no me miran sus labios,
cuando no me abrigan sus brazos, hasta cuando no me envuelven sus suspiros,
por llorar, lloro hasta cuando no me baña su cansado sudor...
Lloro hasta cuando suena el despertador y no hoy no le voy comer.

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