24 de octubre de 2010
Botón a botón, la desnudó.
No entiende, no sabe, porque se pasa las horas muertas frente a la taza de café, sigue igual de frió, que hace cuatro días, sigue igual de amargo que ayer. No entiende, porque dejó caer cien lágrimas en aquel atardecer, si apenas probó el dulce sabor de su mirada, apenas olio su sonrisa, pero le gustó. Ella se enamoró de cada beso, a oscuras, a tientas como le arrancaba la ropa, botón a botón la desnudó...No entiende, porque esta noche se desploma sin sonrisa a dormir, cargada de esperanzas rotas, que se amontonan con la ilusión en el fondo de su corazón. El reloj se ha quedado parada, y los segundos parecen horas, los suspiros marcan cada latido, y el café sigue ahí, esperando ser ver vertido, para calmar ese sueño que amenaza con echar a llorar.
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