6 de mayo de 2016

Cala mi alma.

La hierba mojada, el pulso más rápido, la lluvia cala mi alma, agota mi sudor, enfría en mi tempestad. 

Como una tormenta en mitad de aquel mar, de aquel mar ciego atraque en tu puerto, muerta de miedo. 

Por delante, por detrás, en el medio las heridas dejaban que la lluvia inundará mi alma y encharcara mi corazón. 

Curaste con saliva cada herida abierta, con saliva educaste a mis miedos, encerraste mis inseguridades y trasportaste en brazos mi alma hacía tu pecho, en tu pecho secaron y dejaron de temblar mis manos. 

Recogiste cada pedacito de mí, y con palabras reconstruiste un triste corazón suicida, atraqué con hambre, con sed, atraque en tu puerto. 

No quiero navegar más, no quiero huir más. 
No quiero buscar más guerras, ni más cielos, ni más infiernos.
Que en la locura de tu pecho, quiero habitar, quiero dormir. 
Allí cavaré una trinchera, alzaré el puño en la revolución. 
Y en mitad de la tormenta, declararé mi amor. 

Tu guerra, es mi trinchera. 
Tu revolución, es mi rebelión.
Tu utopía, es mi objetivo.
Dispara a mi lado, dispara junto a mi.

Conquistaremos el cielo con orgasmos comunistas,
y en el socialismos de tus besos, produciré tu felicidad.

Desnúdame, desnúdame cada noche.
En la cama, en el bosque, en la trinchera, en el coche. 
Desnúdame en tiempos de paz y de guerra. 
Desnúdame, 
desnúdame siempre. 

La hierba estaba mojada, atraque en tu pecho. 
Con saliva curaste cada una de mis heridas, que encharcaban desesperanza y terror al amor.
Y en mitad de la tormenta te declararé mi amor...
En tiempos de paz, de guerra. 

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