1 de julio de 2016

Hoy, hoy te echo de menos.

Puedes sentir los golpes de la música que retumba cada poro de tu piel, cada bajo que suena alto. Cada nota musical que recorre como un orgasmo al ritmo que baja el alcohol. 

Siempre fui un poco suicida, alma de poeta romántica. Alma degradada, aplastada, y cosida. Siempre fui una perdedora, porque se me va la fuerza por la boca, porque me asusto con la facilidad de una perdiz. Porque me tiemblan las piernas, porque lloro cuando me enfado. Porque no sé, sé me olvido con los años discutir. Porque callo más de lo que siento, porque me emborracho de mis ilusiones. Siempre fui una perdedora, porque avanzo de puntillas para no despertar a mis miedos.

Miedos, esta noche hace frío pero el reloj marca 30 grados y es media noche - ahí fuera parece que hace calor - Ahí fuera parece que todo está normal, pero el temblor de mi cuerpo no me deja ver más allá de mis muslos desnudos que beben de lo que queda del licor, del whisky de tus caricias. Siempre fui una perdedora, me fundo en mis sábanas, me abrazo a mis miedos, y ando de puntillas para no despertarlos. 

Hay noches frías, y el suspiro de fuera solo me recuerda tu nombre. Te echo de menos, te echo de más. Te siento aún dentro de mi, aún puedo oler el sudor de tus besos cuando llegas de trabajar. Aún puedo sentir las caricias que se hacen más nítidas al dejar atrás tu sonrisa por la ventana de ese maldito bus. Aún siento tus te quieros, y vivo de las rentas de tus buenos días. 

¿Qué has hecho de mi?

Me siento animal, he perdido toda mi humanidad. He enloquecido. Me siento gata curioso en tu cama, perra asustada si no estás, ratón en las calles de tu ciudad y comerte poco a poco, me siento pato para bailar un tango revolucionario a tu lado, me siento ave para tocar el cielo con los orgasmos. ¿Qué has hecho de mi? Me siento animal, he perdido toda mi humanidad. 

Hoy es una noche fría, no estás. Siempre fui una perdedora y me ahogo en mis miedos. No sé nadar entre todos los pensamientos que mi cabeza me dispara. Hoy, hoy son un alma batida en el campo de batalla, no soporto más las balas de soledad si no estás. Hoy, hoy tengo miedo. Tengo miedo de mi misma, y ando despacio para no despertarme. Dejar que el frío de mi alma se mezcle con el calor de mis muslos, con el calor de tus te quieros. Pero voy perdiendo la batalla, estoy tirada en un campo, rodeada de minas, a muchos metros bajo miedos, y no sé nadar. 

Necesito de tus abrazos como el respirar, necesito que seas mi fusil - no quiero un superhéroe-  solo te quiero a ti. Un soldado con quien disparar al terror de perderte. Porque me vuelvo aún más loca si no estás... Hoy es una noche fría, sólo me quedan un par de cartuchos para disparar esa angustia que está quemando. Hace frío, pero el reloj ya marca 30 grados. 

Hoy, hoy te echo de menos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario