10 de marzo de 2012

Madrid, España, el Mundo llora.

Madrid se tiñe entera de humo, y España se sume en un silencio espeso. Un minuto que cambia miles de vidas, una decisión que acaba con miles de vida, un acto suicida que termina con el cuento de personas, gente, humanos, seres vivos. Mujeres luchadoras que iban a trabajar, hombres de corbata, niños que iban a aprender la lección, peluqueros, y camareros, estudiantes de ilusiones, mujeres morenas, rubias, pelirojas, de pelo liso, rizado, hombres altos, y bajos. Niños con sueños y niños despiertos, ancianos de la guerra, ancianos jóvenes. De izquierdas, de derechas, del centro. De fútbol, de baloncesto. Buenos, malos, gordos y flacos. Guapos y feos. Simpáticos, astutos, inteligentes, o risueños. ¿Qué más da? Sus vidas quedaron atrapadas para siempre en el humo de un tren, en el fuego de un mal sueño. En el capricho de un terrorista. Madrid, España, el mundo entero se torna a lágrima, pérdida de su gente, pérdida de seres queridos, y el dolor de madres, padres, hijos, esposas, abuelos, de familias, y amigos destrozados. Porque se quedan, porque ellos no subieron, algunos sobreviven...Algunos dan gracias a Dios, a Alá, a Yavhé, a Buda, porque esa mañana las sábanas se quedaron pegadas. Quien sabe, nadie dio respuestas, nadie aclaro, nadie dio ni venganza ni mucho menos castigo. Almas que quedaron atrapadas en una pesadilla de dos carriles. Madrid, España, el mundo en llamas. Se tiñe de dolor, y pasaran los años, y el vacío de este día dejará miles de bocas secas, miles de sin palabras. Qué no caiga en el olvido, que no olvidemos tal día como hoy, en el 2004 como miles de vides se quedaron en cenizas por el capricho de unos malnacidos. Repito, malnacidos. Madrid, España, el Mundo llora lágrimas de sueños, y vidas trucadas. Repito, malnacidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario