19 de marzo de 2014

Migas de pan.

Intentas luchar, dar las brazadas más fuertes que jamás pensaste que darías. Sacudes tu cabeza, ¡esto tiene que ser una locura! Se supone que esto no pasa nunca, solo en las películas...

¡¡Mentira!! Nos venden una serie de condiciones, una serie de cosas que "son así porque sí" y resulta ser siempre todo una mierda, al menos no siempre los finales son felices, y no siempre los príncipes y princesas al final se enamoran... A veces se odian. Se odian hasta matarse. Y es así.
No siempre las familias están unidas, no siempre se apoyan y a veces alguien se supone que debe estar siempre ahí incondicionalmente es quien más daño te hace, a veces los lazos de sangre no son los que nos imponen. A veces hay un vacío tan gigante que ni los mínimos buenos momentos intensos llenan los otros no tan buenos.

Intentas comprender, entender y perdonar.

No hay nada más triste en este mundo que tender la mano a quien te apuñala por detrás, no hay nada más agobiante que intentar hacerte entender, que luchar contra una pared.
No hay nada más asqueroso que no ver el progreso, que no aplaudir los cambios. No hay nada más rastrero que hacer un recuento diario, semanal de todos los errores que cometió alguien.

Y es que somos tan diferentes, somos como el sol y la luna. Somos como la mañana, y la noche. Somos el lobo y el ratón. Y es que la cuerda rota ya no tiene arreglo...

Deja tirarme vasos de agua fría, porque quieres o no, voy a volar lejos, muy lejos.


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